le grand tour


el concepto de viaje tiene diferentes connotaciones en diferentes culturas: para unas es una muestra de lujo, para otras una necesidad de supervivencia, para otras un rito de paso -y como esta última es la que me interesa hoy, pues me paro aquí-.

muchos de mis alumnos en California -uso el masculino porque la mayoría eran varones- me contaban cómo habían pasado unos meses viajando por Europa, Latinoamérica o Asia y cómo esos viajes les habían cambiado la vida y eso me hacía pensar en los diferentes ritos de paso que cumplimos para marcar nuestro paso a la edad adulta. en mi caso, supongo que el mayor rito de paso fue cobrar mi primer sueldo y vivir por mi cuenta -todo a la vez- pero estamos hablando de mis 24 años… y estos tíos tenían 18 cuando pillaron la mochila y se fueron por ahí. así que, bien pensado, la envidia debería estar incluída en la lista de mis reacciones ante sus historias.

en España el equivalente sería irse de interrail por Europa pero no creo que tenga el nivel de rito de paso que puede tener para los estadounidenses o los australianos -esa si es una cultura del viaje, wow-.

todo esta charla sobre viajar no se debe a un nuevo subidón de mi ego en desplazamiento sino a un blog del New York Times llamado Frugal Traveler en el que su creador postea sobre su recién iniciado viaje por Europa. su Grand Tour. si os gustan los diarios de viaje, este tiene pinta de ser interesante y suficientemente breve como para aportar un poco de sal turística una vez a la semana -y de vez en cuando algunas notas entre medias-.

a ver si se pasa por España, siempre es interesante conocer el punto de vista de un outsider -aunque sea para insultarle con razones!.

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2 respuestas a “le grand tour”

  1. Suculento el asunto de los ritos de paso. Tanto que no sabría por dónde empezar, así que, en lugar de escribir con rapidez irreflexiva unas cuantas notas sin hilar, me comprometo a buscar un hueco para escribir sobre ello en juego de máscaras. En todo caso, el rito de paso por excelencia del estado europeo moderno hasta hace poco más de una década, era el servicio militar (y éste, salvo enchufe, conllevaba siempre un viaje). El trasfondo de toda experiencia de cambio vivida es doble: por un lado, la vivencia del cambio (si se trata de un viaje) supone un cambio categorial; por otro, es un ritual autorreferencial, es decir, informa al que lo realiza que ha cambiado su condición. Como rito de paso, no obstante, sólo se completa con la vuelta, es decir, con el reconocimiento final y social del cambio, y con su ejercicio en la práxis por parte del cambiado.

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