llevo dos días pensando en lo que Moratinos le dijo al primer ministro de Estonia cuando éste explicaba a la comitiva española que en el parlamento de su país no se utiliza papel porque cada miembro tiene asignado un portátil. la respuesta de nuestro ministro de Asuntos exteriores fue: «Nosotros, en el Consejo de Ministros, tenemos ordenadores, pero en realidad no los usamos«.
esa frase tiene una cosa mala y una terrible: la mala es que muestra una indiferencia ante el progreso tecnológico que resulta espeluznante en pleno siglo XXI. la terrible es que es verdad.
el interés por las llamadas nuevas tecnologías -que en este caso se limitan a saber abrir mails y documentos de texto, así que tampoco es nada demasiado nuevo- en nuestro país es mínimo: quienes se ven obligados/as a trabajar con internet saben hacer sus cosas, existen profesionales del ramo tecnológico que controlan tanto como en cualquier otro país, los menores de 20 años saben hacer maravillas con el móvil, en facebook, msn… pero la mayor parte de la sociedad española se ubica en el extremo que «no sabe/no contesta» de la brecha digital.
cuando en otros países se fomenta aprender a usar los ordenadores desde temprana edad, en España eso se empieza a hacer masivamente ahora… lo que explica la vergonzante situación -cuidado, que vienen anécdotas personales- de sufrir 4 clases de un master europeo -impartido en España- dedicadas a cómo hacer búsquedas en bases de datos -nada complicado, poco más que un buscador google- porque la gente no podía usar las herramientas ofrecidas por la universidad. y estoy hablando de gente intelignte que tenía entre 25-40 años. cómo me preguntaba una amiga colombiana: «¿pero no les enseñan en el colegio a hacer estas cosas?».
pues no. y por eso al ministro no le parece extraño decir que sí, que bueno, que ordenadores haberlos, haylos, pero que no se hace uso. total, para qué.
pero realmente, ¿qué se puede esperar? si después de que pasáramos por los noventa sin mostrar más interés público en la formación tecnológica en las escuelas -en mi caso, informática era una extraescolar en el colegio y una asignatura para hacer hojas de cálculo en el instituto- y llegamos al siglo XXI con pocos más avances.
sé que ahora las cosas no son así, incluso he tenido el placer de visitar un centro en El Entrego, zona urbano-rural en Asturias, en donde se trabaja con linux -¿ por qué no todos los centros educativos usan Ubuntu y dedican los millones que se invierte en Windows en mejorar instalaciones, hacer visitas culturales…?- y el alumnado sale con una formación mínima en «informática práctica» para saber cómo trabajar, buscar información… nada demasiado complicado, pero que luego la chavalería amplía con sus propios conocimientos de redes sociales, telefonía, etc.
pero la dejadez tecnológica llega hasta la clase política -la misma que no habla idiomas, digo yo de paso- y no hay más que fijarse en las páginas web de los principales partidos políticos que, hasta hace unos días, eran tan sólo herramientas para usar de vez en cuando -frente a las cámaras- en tiempo de vendimia de votos, y fotos en el flickr con los colegas de partido. ahora, un cambio por fin, llega popular.es -que fue hackeada a las pocas horas de ser inaugurada– que supone un cambio en la posición de nuestra clase política respecto a eso que le gusta tanto a Obama del «politics 2.0″… de hecho, todas las medidas que la gente de Rajoy ha anunciado siguen las prácticas del líder estadounidense.
a ver si el PSOE e IU se ponen al día y hacen algo interesante… que la izquierda debería saber, mejor que nadie, la potencia de tener un trato directo -aunque mediatizado :-)- con la ciudadanía.
de la ignorancia generalizada sobre nuevas tecnologías por parte de un sector de la sociedad a la política des-informatizada… inevitablemente al uso más extendido de ancho de banda:
el consumo de cultura por internet.
todo el mundo que sabe usar un ordenador ve clips de música, series, películas, escucha música… de una u otra manera.
hay quien lo hace a través de youtube, hay quien se descarga contenidos para disfrutarlos en algún otro momento. y eso no se puede cambiar cerrando el grifo de la conexión –como ya ha dicho la Eurocámara ante la propuesta eSGAEil– o intentando meter miedo… porque con la aparición de los contenidos digitales se termino el modelo anterior y luchar contra eso es ponerle puertas al mar.
pero, en fin, eso se arreglará sólo cuando el lobby de las telecomunicaciones se dé cuenta de que también con las descargas pueden sacar tajada -y las sociedades de «gestión cultural» puedan tener su parte-.
educación, política, descargas. sí, ahora sí está todo.
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