Volver a casa no es de ninguna manera malo -parte ii-


y esto lo digo desde la incómoda naturalidad del salón familiar.

porque no todo va a ser entender nuestra relación con quienes nos rodean, tiene que haber un componente más individualista, más de «yo antes que vosotros». así es la vida. alejarse del catolicismo y acercarse a las barras y estrellas hacen que uno se haga más egoísta. espero que eso no me convierta en demasiada mala persona.

ii) hay que mirar al futuro. hasta la victoria [la personal, claro] siempre. y si, de paso, se puede ayudar a quienes nos importan en sentido más o menos lato, pues mejor.

ahora mismo Oviedo supone un potencial filón laboral. sorprendentemente, estas son palabras que no podría haber escrito con sentido hace una semana, pero las cosas son a veces sorprendentes, así que quizá me quede en la heroica ciudad tras terminar mi máster. daré más detalles cuando yo mismo los conozca. a lo que voy, que no todo está perdido y, a veces, quienes más abogamos por el «marcharse» recibimos premios por «quedarnos». y eso puede estar bien.

otro punto sobre lo «profesional» es mi firme determinación de escribir. esa era una de las razones por las que me quería quedar en Heidelberg. un lugar tranquilo, un espacio de trabajo adecuado. pero nada de eso tiene sentido, algo que ya comentamos ezs y yo en nuestro círculo de onanismo posteador, sino que la clave está en la actitud. el «perfect state of mind» necesario para crear. así que no me voy a acomodar a la vida Vetusta, algo de lo que me he quejado ya demasiado:

siempre digo que aquí trabajo mucho menos que en las Califas, que soy menos productivo. y eso es una estupidez. entiéndase aquí mea culpa. si no escribo es porque soy un cobarde, con miedo ante una hoja no tan en blanco y, sobre todo, ante la auto-constatación de que mi forma de pensar y mi antigua forma de escribir -con la que me siempre me había sentido muy cómodo- ya no están en la misma frecuencia.

así que me comprometo a escribir durante estos meses que quedan hasta junio. y lo hago público para que me podáis dar caña si no cumplo. si no me atrevo ni a ser lo que me encantaría ser, ¿qué carajo soy?.

si el lugar en el que naces es, además, en el que paces… puede que acumules suficientes puntos negros a la hora de conciliar quién fuiste, quién creyeron que eras y quién eres. y como no se puede contentar a todo el mundo acudo al individualismo supraescrito y me elijo a mí -quizá con la ayuda de algunas personas más, cercanas- para marcar el rumbo con paso firme.

muchas cosas, ya veis, son las que me lleva a pensar el volver al terruño antes de lo esperado.

y no es de ninguna manera malo.

[sólo inconvenientemente imprevisto]


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