tempus fugit -o mi excusa favorita sobre la importancia de los preciados segundos-


sobre todo cuando tus deadlines se pegan demasiado al momento en que vives… como es mi caso ahora. por esa razón me encuentro simultaneando tareas -qué duro es no usar «multitasking» por la regla de moderar los anglicismos- para sacar el mayor partido posible a mi tiempo. por ejemplo: cocinar a la vez que se escribe un post -como este- o escuchar los podcast del día mientras hago ejercicio. pero no siempre se pueden encontrar dos tareas que no interfieran entre sí, la mayor parte del tiempo necesitas dedicarte por completo a algo específico.
para poder dedicarme a las cosas que me gustan -o que considero ocio personal- y cumplir con los compromisos que tengo -académicos, familiares y sociales en general- he decidido volver a los viejos planes-cronograma que tod@s hemos hecho en la facultad: tantas horas para estudiar, tantas para divertirme.

el problema con los cronogramas es que casi nunca se cumplen, dejándonos con una sensación de fracaso y de haber perdido el tiempo -curiosa expresión- y habernos engañado a nosotros mismos.

en estas reflexiones estaba yo metido ayer por la noche -me acosté a las 16:30, después de analizar un hermoso libro de Segvi Özdamar– y decidí dejar un par de horas cada día a disposición de la entropía, para redondear las aristas siempre molestas de los horarios esclavos; esta mañana leí un interesante post de Litemind, blog de mind-hacking en el que podemos encontrar consejos para usar con mayor eficacia nuestros recursos mentales, por ejemplo la memoria (Memory Palace).

el post que leí esta mañana se llama Time Budget -presupuesto de tiempo- y supone una revisión del cronograma de que antes hablaba. parte del mismo sistema de repartir tiempo en tareas, pero le aporta la perspectiva económica -¡horror!- que aunque no me gusta demasiado parece ser lo más efectivo para transmitir varias ideas:

* capital limitado
* flujo constante e invariable
* gastos variables pero controlados por el individuo
* posibilidad de revisar nuestro historial de gastos pasados y cambiar de hábitos

digamos que es una manera sofisticada de organizarte… y si lo piensas bien, es una manera de procastinar un poco mientras te conoces a ti mismo y planteas cuáles son las prioridades de tu aquí y ahora, cuáles son tus items: estudiar, estar con tus amig@s, con la familia, pareja, leer, ver películas/series, informarte, bloggear, escuchar música, crear…

¿qué necesitarías para poder invertir todo tu tiempo en actividades completamente satisfactorias?

¿en qué se diferencia eso de las «inversiones temporales» que haces ahora?

[foto de fdecomite]

,

5 respuestas a “tempus fugit -o mi excusa favorita sobre la importancia de los preciados segundos-”

  1. Puff tío…te me escapas….Te percibo como un astronauta dando vueltas en el espacio ahi, muy lejano…. (agujero negro opcional), jejejeje

  2. Ayer escribí una amplia respuesta criticando los presupuestos en los que se basa esta forma de gestionar el tiempo. Pero tuve problemas con la conexión y no pude publicar; no me apetece volver a repetirlo. Me conformo con decir que tu reflexión sobre el tiempo me produce desasosiego. La vida no tiene que ser una sucesión de unidades de tiempo. La vivencia es más importante que la gestión, y el aprovechamiento del tiempo no consiste siempre en una utilización óptima. Hay una conexión ineludible en todo lo que haces. En fin,supongo que es tu tiempo, y puedes perderlo haciendo cronogramas…

  3. Altran, estoy de acuerdo en casi todo lo que dices. Está claro que toda vivencia es valiosa y útil, y que «el aprovechamiento del tiempo no consiste siempre en una utilización óptima»… pero también es verdad que en determinados momentos se necesitan estímulos especiales para completar tareas que son, por la razón que sea, urgentes, y cuya realización nos aborrece -ej. realizar el análisis de una ley cuya sola mención nos induce sueño, estudiar para las oposiciones, pasar la aspiradora…-. Por eso, para obligarnos, desarrollamos mecanismos de gestión temporal, ya sean los cronogramas -con los que se pierde el tiempo, ya lo dije en mi post- o eligiendo qué día de la semana sales de fiesta -recompensa- y qué día reservas para estudiar.

    la eficacia de dividir el tiempo en segmentos es la del contrato con uno mismo. Sé que si dedico estas horas -x- a esta tarea, la completaré a tiempo y tendré oportunidades de divertirme, descansar… por eso me acojo a mi horario.

    otra cosa es que no te guste tener por escrito un plan de tus días, cosa que, a largo plazo aborrezco, pero usarlo durante un par de semanas para no perderme en la procastinación atroz… me sigue pareciendo una buena idea.

    por cierto, qué pena lo de la conexión. hubiera sido muy interesante leer tu comentario completo.

  4. Estoy de acuerdo en este último punto de organizarse para que no pasen los días, y las tareas queden sin hacer.

    Otra cuestión, que reconozco que me inquieta desde los años madrileños, es la cuestión de vivir el tiempo, no sé como explicarlo. Vamos sumando años que no volverán, y la impresión de que solo aferro polvo y cenizas está ahí…

    Que difícil es vivir cada instante…imposible…

    se me va, se me va…arghhh

Responder a nacho vega Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *