jazz gratis y la crisis


222_2.jpglo que os voy a contar pasó ayer en la bella ciudad de Oviedo, pero podría haber sido en muchas otras ciudades españolas.

fui con un amigo a uno de esos conciertos gratuitos que amenizaron tantas y tantas tardes universitarias, llenándome la cabeza de buenos ritmos y de aires que llegan de lejos. recuerdo un grupo un grupo llegado del Mississippi que me hizo saltar en algún momento del año 2000 y otro concierto, esta vez era un trío de batería, bajo y saxo que tocó durante un par de horas y llenó la sala de buena onda. los nombres desaparecieron de mi memoria hace mucho tiempo, pero esos recuerdos siguen ahí.

hace apenas cinco años aún solíamos hacer cola durante media hora antes para asegurarnos de tener un asiento. recuerdo haberme quedado fuera un par de veces por llegar demasiado tarde. así de populares eran. o así de interesado estaba yo en cualquier manifestación cultural que se saliera de lo rancio/típico/de siempre.

el caso es que ayer volví a la sala de siempre. llegué 15 minutos antes de que se abrieran las puertas y no me sorprendí al ver que ya había mucha gente esperando. la mayor parte dentro del corredor que llevaba al escenario. cinco minutos después estaba sentado en la cuarta fila, dejando mi chaqueta en el asiento contiguo para guardar el sitio a mi amigo. poco antes de que empezara el concierto vi que la sala estaba llena de asientos vacíos. y que la mayor parte del público había pasado ya los «treinta y tantos».

a la salida del concierto hablaba con mi amigo sobre el desierto cultural que sigue siendo esta ciudad pero pensándolo bien creo que es demasiado fácil decir que no hay nada y que la gente joven no tiene opciones de ocio más allá de los bares, el fútbol y los paseos por las bellas calles peatonales de las que está sembrada la ciudad.

está claro que estamos viviendo una crisis económico-financiera. que la gente pierde su trabajo y que ya no hay tanta pasta como antes. pero las copas de ron que te bebes en el bar Campa siguen costando 3€, y los restaurantes siguen sirviendo más o menos las mismas mesas que antes.

de cuando yo vivía en esta ciudad de forma estable a ahora, los únicos descensos que veo son los de la participación política de los universitarios -el campus de Humanidades ya no ruge poesía e individualismo comunal- y en la presencia de gente joven en conciertos como el de ayer.

¿será que el jazz ha pasado de moda incluso entre la bohemia estudiantil?

¿será que ésta última ha desaparecido?

-por cierto, el grupo de ayer eran los Tim Garlam’s Lighthouse Trio y fue un placer oirles-

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