debate del presupuesto oficial: crisis, Salgado y mala educación


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en cualquier país que entienda el concepto de democracia y profesionalidad política, por tanto no en España, el electorado vota a una serie de representantes para que gobiernen el país de la forma más eficaz posible -que les sea posible, quizá debería escribir-.

me parece que ése debería ser un trabajo grupal terriblemente duro. coordinar desde el gobierno diferentes estrategias para que el país avance, proteger los intereses de la ciudadanía y de quienes viven en el territorio, defender unas políticas frente a las propuestas de otros profesionales que se les oponen.

idealmente sólo gente muy capacitada debería ocuparse de estas labores. y sin embargo se cometen errores -reconocidos a posteriori- y no siempre se antepone el bien ciudadano al personal.

que no vivimos en un mundo ideal está claro. que nuestra clase política está llena de ladrones, incompetentes y personajes de diverso pelaje -muchos de ellos sin el menor rastro de esa profesionalidad de la que antes hablaba- debería resultar imperdonable.

vivimos un periodo de crisis mundial del que algunos países están empezando a salir. por ejemplo Alemania está empezando a dejar atrás la recesión económica mientras que a España aún le quedan por delante un par de años «oscuros». claro que la economía alemana es mucho más fuerte que la española, las prestaciones sociales concedidas en España suponen un gasto diferente y que el nivel de parados es mucho más alto en nuestro país -aunque en Alemania vaya a subir a pesar de la recuperación económica, que una cosa no implica necesariamente la otra-.

lo que quiero decir es que el gobierno y la oposición tendrían que ofrecer ahora su mejor cara, poner todo su conocimiento al servicio de las personas que pueblan el país. pero no.

el gobierno del PSOE no ha podido hacer nada para evitar que nuestra tasa de desempleo esté llegando al 18% y siga subiendo. es decir, que lo peor está aún por llegar.

tengo muy poca idea sobre los mecanismos que pueden hacer que un país como España salga de una crisis como esta, supongo que si recortaran gastos sociales, abarataran el despido y privatizaran unos cuantos servicios -¿sanidad? me pregunto con maligna inquina- podríamos sacar suficiente dinero como para dejar atrás este horror económico-financiero. como Alemania o Francia.

pero -por suerte o por desgracia- no dejaremos de tener las prestaciones que disfrutamos y saldremos del foso con mayor lentitud.

hace un par de días estaba ansioso por escuchar el debate sobre los presupuestos generales del Estado para el 2010 -cuyo proyecto pueden leer aquí quienes disfruten con ese tipo de literatura- esperando ver un poco de discusión acerca de esos conceptos base: ¿queremos salir de la crisis rápido o mantener el nivel de protección e intervención gubernamental que ahora disfrutamos?, ¿hay alguna manera de hacer lo uno sin lo otro?

me interesaba saber si tendríamos que renunciar a nuestro versión de «estado del bienestar» -siento escribir mentiras- para solucionar las maldades y robos legales cometidos por constructores, entidades bancarias y otros grupos de buen vivir y mejor malversar.

pero no. como en tantas otras ocasiones la política nacional me decepciona.

cuando el líder de la oposición, Mariano Rajoy, se subió al estrado de oradores y me decepcionó. no es que nunca haya tenido mucha fe en él -de hecho espero que el PP tenga la inteligencia política necesaria para elegir un nuevo nº1, porque éste les llegó roto de fábrica- pero una buena oposición es saludable para el día a día político.

en su intervención, Rajoy obvió el cargo que Salgado ostenta y, en un intento de decir una vez más lo malo que es Zapatero, dijo que el culpable de los presupuestos era el presidente y no la Vicepresidenta encargada de ello… lo que supone una invisibilización de facto de Elena Salgado y una estupidez sexista más que añadir a la lista del Partido Popular.

ante la actuación de Rajoy en el debate y el comportamiento posterior de los correligionarios del Partido Popular sólo tengo una pregunta: ¿dónde está la dignidad de un partido que se pasa ocho meses de crisis sin ofrecer alternativas y cuyo único discurso desde que perdieron las elecciones ha sido la descalificación?

no hablo de calidad política, sabiduría económica u otras características que les falta, eso ya está lejos de su alcance… pero ¿cuándo empezó a ser posible comportarse como vulgares tertulianos amarillistas en el Congreso abucheando a una Vicepresidenta mientras habla?

para quienes hayan podido escuchar el debate por la radio -en los vídeos que circulan por internet no se percibe demasiado bien- en el momento en que Salgado retomó la palabra tras la intervención de Rajoy, desde las filas conservadoras empezaron a salir «ruidos» constantes de los que en un hemiciclo político se pueden tolerar quizá algunos segundos como muestra de indignación o disconformidad… pero que en esa sesión se convirtieron en un zumbido de fondo.

y luego las declaraciones de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, diciendo que Rajoy no había sido «más duro» con Salgado porque eso hubiera sido mal visto, como cuando «un chico le pega a una chica en el colegio«. uniendo a todo lo demostrado en el Congreso un nuevo ejemplo de en qué paradigma de relaciones jerárquicas se mueve el PP – fuerte/débil poderoso/víctima- y que este partido sigue sin comprender «eso de la violencia contra las mujeres».

vergüenza.

para el gobierno por no tener suficiente fuerza a la hora de hacer llegar sus acciones paliativas – los millones inyectados a la banca- a la ciudadanía.

para la oposición del PP… por no saber participar en la democracia.

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