me gustan los libros de Arturo Pérez-Reverte, me encantan sus aventuras. ala, ya está dicho.
el tener claro que la literatura tiene que entretenerme al tiempo que conmoverme y hacerme pensar, es algo que ya me ha metido en algún que otro barrizal intelectualoide -por ejemplo sufrir el desdén de ciert@s compañer@s de filología-. pero me da igual, aunque el caviar está bin, de vez en cuando a todo el mundo le gustan unos huevos con picadillo… no es igual de elegante pero llena el buche y hace feliz. pues con Reverte lo mismo: su prosa no hace grandes descubrimientos y sus golpes de mano narrativos ya estaban inventados hace siglos… pero no importa, es un escritor de oficio, él mismo lo reconoce, y crea personajes que serán recordados por muchos años.
llevo siguiéndolo desde hace muchos años, desde la salida de Territorio comanche, y no me pierdo ninguno de sus libros y casi ninguno de sus artículos, por eso mi historia con él es larga. durante todo este tiempo he ido pasando de verlo como un personaje de sus propios libros -un antihéroe que se mueve por los mundos de periodismo, la guerra, la creación y la intelectualidad con suma facilidad- a descubrirlo como un guardián de la memoria común y, últimamente, a percibirlo como un hombre de fuertes opiniones, que no comparto. creo que supone el paso de tenerlo como un héroe, a creer que es un mito a saber que es solo un hombre con sus aciertos y sus errores.
últimamente, y me refiero a los últimos años, en sus artículos se ve cada vez más rencor a las iniciativas relacionadas con la igualdad entre hombres y mujeres… y eso, unido al desastroso fin que la mayoría de los personajes femeninos importantes tiene en sus novelas, empieza a resultar extraño. no se trata solo de que en sus libros la mujer sea siempre una fuerza oscura, llena de secretos y diabólica -metafóricamente dicho o no, como en el caso de El Club Dumas-. el problema está en que su visión de las mujeres como misterio -comportamientos aprendidos desde siglos, miradas cargadas de sabiduría antigua…el todas son iguales, pero dicho con palabras bonitas- supone uno de los patrones de alienación femenina más claros y repetidos en Occidente, y eso da igual que él lo disfrace con anécdotas de guerra o púas de eriza.
como sus novelas salen una vez cada año, pues el tema de la representación femenina tampoco cargaba demasiado, pero con sus artículos -muchos de ellos muestras de cómo escribir un buen artículo de opinión- la cosa se carga demasiado, sobre todo desde que es académico de la lengua española y tiene legitimidad.
a estas alturas, quienes hayáis leído alguno de sus artículos semanales sabréis a qué me refiero: su cruzada contra las iniciativas a favor de un lenguaje no sexista, la ultima muestra de ello la del artículo que verá la luz -oficialmente- el próximo sábado -aunque ya se puede leer aquí– sobre el uso de la palabra miembra por parte de la ministra de igualdad. debo decir que la palabreja también me suena fatal… pero creo que es necesario.
las críticas que Reverte hace a estos cambios son: 1) van en contra de lo que dice la RAE, 2) son tonterías al servicio de cuatro personas que se aprovechan así de subvenciones y prebendas.
1) sobre el papel de la RAE… bueno, creo que la culpa la tienen quienes siguen creyendo que esa academia tiene realmente poder decisor… cuando, y esto Reverte lo dice muy claro, «la misión de los académicos es precisamente ésa: ir por detrás y no por delante, orientando sobre la norma de uso, y no imponiéndola» -nótese el uso del masculino en académicos, casi del todo cierto, porque de l@s 44/46 del total, solo 3 son mujeres-. pues eso, dejemos de pedirle a la RAE cuentas por acciones que le son ajenas… la Academia se debe limitar a analizar el uso de la lengua y proponer soluciones a problemas lingüísticos. que cada cual resuelva el problema de la infra-representación de género en el lenguaje como pueda.
otra cosa que hay que solucionar en la RAE es el sexismo imperante, que escudado en la pretendida salvaguarda de la lengua sigue diciendo que la jueza es la mujer del juez -y desde hace pocos años «Mujer que desempeña el cargo de juez«- y lo mismo con la alcaldesa. pero lo de ser una institución caduca por la naturaleza de sus integrantes es otro tema.
2) ¿Es una tontería impulsar el uso de un lenguaje no discriminador para ayudar al cambio de ciertos usos sociales?. no entiendo niguno de los argumentos en contra. hay quien dice que lo de miembra, médica, jueza, etc, suena mal… pero también sonaba mal al principio aquello del «ovni» y gracias a la televisión entró a formar parte del español hace más de 20 años y está reconocido en el diccionario de la RAE desde hace unos cuantos años. ¿Si se promueve desde la televisión está bien y constituye una muestra de la evolución natural de la lengua pero si se apoya desde un ministerio «de mujeres» es aberrante?. las nuevas palabras aparecen por que alguien y algún colectivo con un altavoz suficientemente potente las lanza al vocabulario común. ejemplos de esto serían: fistro -menos mal que ya está en desuso-, mayormente -tan extendido que creo haberlo oído en clase… a una profesora de español-, brunch -a las 11 en casi cualquier restaurante de empresa… incluso en Asturias :-)- o casi cualquier término relacionado con las tecnologías de la información: sms, bluetooth, usb… take your pick.
así que lo de la hermosura de las palabras me parece una tontería… que es lo que a Reverte le parece el querer cambiar las palabras «por decreto». pero vamos a ver: ¿no cambiamos, por decreto, el tipo de cañerías que pueden llevar agua a la ciudadanía porque cierto tipo de material puede causar cáncer, entonces porque no cambiar cierto tipo de lenguaje -en medios de comunicación, declaraciones oficiales y escritos gubernamentales, por ejemplo- que sabemos refuerza el comportamiento machista, fomentando la discriminación e incluso la muerte de mujeres?. esto puede parecer un tanto extremo pero tiene su lógica: sabemos que modulamos nuestros pensamientos con el apoyo de las palabras -¡por eso para pensar bien ha que leer, niñas y niños!- y sabemos que las palabras constituyen una de las herramientas preferidas por el ser humano para comunicarse con otros seres humanos… ¡entonces cómo coño no va a importar las palabras que usemos!. el uso de un pretendido neutro en español es mentira porque va siempre en masculino, está siempre impregnado del arquetipo masculino que le dio nombre; por eso la RAE sigue con lo de la jueza como una mujer en función de un juez. más claro agua.
por mucho que me guste leer la ficción de Reverte, y me gusta mucho, sus artículos reflejan cada vez más su pertenencia a una línea de pensamiento que se quedó en el siglo XIX respecto a las relaciones entre sexos (y géneros, que eso también le putea, al jefe). porque ya no se trata de decir «la vida es así» sino «la vida está así de jodida, a ver si podemos hacer algo para cambiarla». no se da cuenta de que el decir miembra refleja a realidad de las numerosas mujeres políticas de nuestro país que siguen sufriendo discriminación lingüística cuando no pueden llamarse, como sus homónimos hombres «públicos», porque tildarse putas. y quede ahí ese último ejemplo del funcionamiento del español de la clase de hoy.
2 respuestas a “de héroes, mitos y academias”
Suscribiría casi hasta la última palabra; tal vez no hubiese utilizado lo de las «muertes».
Por otro lado la gestión de la reivindicación/desliz fue estúpida y, quizás, habría que elegir con más cuidado cuáles son las batallas que va a luchar la administración. No obstante, el revuelo y desprecio generado por hablar de «miembra» me parece llamativo… o, parar ser más justo, sesgado. Porque nuestra sociedad hace fácil la burla a estas iniciativas.
En fin, supongo que se trata de que queda trabajo por hacer. Ya saber, el viento sopla… como si hubiese algo que fuese distinto del viento mismo y se pusiese a soplar: esto es, prejuicios metafísicos. Queda mucho lenguaje por cambiar.
estoy contigo en lo de muerte… cuando lo tecleaba me parecía un poco excesivo dar el salto pero creo que, a la larga, está justificado: si aceptamos que todo forma parte de lo mismo, el lenguaje sexista también está ligado con la violencia machista, aunque no sea causa unívoca de ella. sé que, tal y como está planteado, resulta un poco simple, pero mi intención era provocar un poco esa asociación tan fuerte y recordar que «las palabras matan», aunque suene extremo.
está claro que la sociedad española no está preparada para esta clase de iniciativas desde arriba… y que Aído lo lanzó sin vaselina, como parece ser su estilo, y claro, sentó mal.
lo que me sorprende mucho es que tantas periodistas -mujeres- hayan hecho mofa del tema. no hace falta más que ir a youtube y buscar la palabra para encontrar varios ejemplos.
creo que con este tema, al igual que con el del las bodas entre personas del mismo sexo, habrá polémica, habrá mucho debate… y al final seguiremos hacia adelante sin mayor problema. nadie piensa ya que el PP, de ganar las elecciones, prohibiría las «bodas gays» y en unos meses se asentará un poco la idea de que «hablar nunca es neutro».