soy un ignorante.
no sabía que Alemania seguía siendo territorio comanche. creí que después del tratado de Yalta la cosa se había empezado a normalizar… y supuse que 63 años habían sido suficientes para que todo el proceso de pacificación alemana terminase de manera feliz. nada de esvásticas ni armas de destrucción masiva. parece bastante justo.
pero no. antes de ayer iba yo caminando por la calle mayor de Heidelberg, una hermosa peatonal -la más larga del país- cuando ví llegar a tres soldaditos norteamericanos vistiendo traje de faena -creo que así se llama al de camuflaje ligero que llevan siempre cuando están de servicio- caminando por el medio de la ancha vía. yo iba acompañado de mi madre, una amiga e I, así que no tenía mucho espacio libre a mi derecha, mientras que ellos tenían todo el margen izquierdo libre. cuando estábamos a unos diez pasos vi que el chaval que tenía enfrente, apenas unos 18, como los otros dos, me miraba y sacaba pecho -comportamiento de gallo consciente de habitar el palo más alto del gallináceo palacio- y seguía caminando si cambiar rumbo.
Benjamin Franklin dijo en algún momento: «Sé civil con todos, social con muchos y cercano a pocos». Así que cambié de lado una de las dos bolsas que llevaba en la mano izquierda y me apreté un poco más contra mi pareja, dejando más sitio entre el miles y yo. Cuando vi que el tío no sólo no me imitaba, evitando la colisión, sino que ocupaba aún más espacio a falta de un metro escaso para encontrarnos, decidí que, al carajo, ese espacio era más mio que suyo así que recuperé la deriva inicial, clave la mirada y choqué contra el hombro del petulante zagal. Tras la zozobra pertinente tras el encuentro, ambos nos giramos, nos miramos y seguimos nuestro camino ente las risas de sus compañeros y los comentarios agrios de mi progenitora, que entendió el percal con suma rapidez.
I me hizo un comentario que resultó doloroso: «Viven en su base -casi una ciudad- y cuando salen de ella lo hacen como turistas en tierra dominada. Muchos no hablan ni una palabra de alemán, aunque llevan años viviendo en Heidelberg. Es una pena y es humillante».
Y lo es.
Me pregunto cómo será vivir cerca de Rota o Morón.