Stieg Larsson y la buena «mala-literatura»


stieglarsson.jpghace poco terminé el tercer libro de la trilogía Millenium -como tanta otra gente, supongo- y debo decir que me ha gustado la experiencia de regresar al mundo de los buenos best-sellers. y Stieg Larsson escribe uno de los mejores que he leído en mucho tiempo.

no comparto la opinión de quienes se deshacen en halagos – «La tercera entrega de Millennium roza la perfección narrativa«, por ejemplo, dice Rafael Narbona, el 28/06/09 en El Mundo– ni de quienes critican su reinvención del género detectivesco y vuelven a los manidos tópicos de la literatura para masas frente a la auténtica -como hizo Paula Corroto el 26/12/08 en Público, comenzando su crítica negativa diciendo que su prosa «Engancha. Como las hamburguesas. O como una pizza rellena de bastante salsa barbacoa.«-.

ni se trata de la mejor literatura europea que se escribe en estos momentos ni es peor que otras por usar trucos de los de toda la vida -repetir las cosas dando cada vez más importancia o ir desgranando partes de la trama que al final conformarán la imagen completa y dejaran a quien lee con una satisfacción y hará parecer inteligentes a los personajes buenos, que, además, son los que mejor nos caen-.

la trilogía parecerá demasiado simple a los puristas de la palabra, que se quejan en cuanto alguien escribe una «novela convencional» -de las que escribía Doyle, Hammett, Amanda Cross o, material de la casa, Manuel Vázquez Montalbán-, por hacer una lista deshilachada e injusta que de una imagen de lo variado y respetable de este tipo de novelas. pero a quien le gusta leer para divertirse, aunque Larsson no nos lleve de la mano camino de Swam, le gustarán estos libros.

está claro que el sueco sabía jugar con las palabras y que tenía claro qué interesa al público: misterios, personajes torturados por su pasado -pocos- y las cosas más o menos claras -hay buenos que lo son al 98% y malos que se sitúan en su posición con un grado parecido de pureza-. y sexo. y violencia. y el sexo, al estilo nórdico, explícito. y luego está la perversión de la sociedad sueca, que engancha porque rompe un poco con esa imagen que muchos tenemos de ese país como el paraíso de esa mentira llamada «estado del bienestar».

todo eso aparece en sus libros, salpimentado con un ritmo y lenguaje posmoderno que lo hace muy apetecible: una combinación de descripción milimétrica con pasajes más difusos que sirven para ofrecer una visión fragmentada y parcial del argumento, según cada personaje. y la profusión de «anclajes» a la cultura de principios de siglo xxi, como marcas, tipos de comida y, sobre todo, una presencia continua la fast food.

los personajes están creados para ser recordados, sobre todo la icónica Lisbeth Salander, para mí un reflejo exagerado de toda una cultura gótico-punk -poco presente en España pero visible en las calles de muchos países centro europeos y, por lo visto, nórdicos-, y el bueno buenísimo -98% y subiendo- de Mikael Blomkvist.

en fin, literatura hecha artesanalmente -más que genio, Larsson tiene maña- que le viene muy bien a esta Europa bien pensante.

creo que en los próximos días hablaré un poco más de esta trilogía… más que nada por que los modelos de masculinidad y feminidad que presenta me parecen interesantes. aunque hagan rechinar los dientes de los pobres idiotas que aún ven la vida -y sus personajes- en estúpidos binarismos arcaicos.

[ilustración tomada de http://www.stieglarsson.es/]

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2 respuestas a “Stieg Larsson y la buena «mala-literatura»”

  1. Comparto este comentario….y celebro haberme encontrado con este autor como con otro sueco como mankell,que tambien hace descubrir en sus novelas algo de esa sociedad tan lejana y nordica….
    Lamento que la trilogia,de la cual,en Argentina no tenemos hasta dentro de pocos dias ,el tercer libro,se termine.
    Y aunque no sean nada mas que best sellers,bienvenidos!

    • yo tuve la suerte de «escuchar» el tercero en forma de audiolibro en francés, antes de que saliera en España… la verdad es que un par más de «episodios» no hubieran venido mal

      los bestsellers -entre los que también hay clases- son muy necesarios.

      no todo va a ser Proust!

      🙂

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