saber y entender en el siglo xxi


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gracias a herramientas tan útiles, y polémicas, como el escaneado de libros por parte de grandes empresas como Google -pienso en Google Books, claro- o anónimos amantes del saber compartido, hoy en día es posible echar un vistazo o incluso leer las páginas de casi cualquier libro que haya alcanzado cierta relevancia -y muchos que simplemente han caído en las manos del geek adecuado-.

esto significa que podemos teclear el nombre de una autora, de una obra o de algunas palabras clave y tenemos a nuestra disposición obras que ni siquiera sabíamos existen. en muchos casos podemos leer extensos fragmentos o acceder a copias «privadas» de personas que cuelgan estos libros en la red -algo que resulta de enorme utilidad para la humanidad como colectivo aunque moleste a empresas y mentalidades del siglo pasado-.

ahora que el mundo tecnologizado lo tiene más fácil que nunca para vivir conectado, gracias a la continua presencia de los teléfonos inteligentes y accesos a internet, saber la respuesta a una pregunta no quiere decir necesariamente haber recibido los conocimientos previamente, sino tener las habilidades necesarias para acceder a estos de manera rápida y eficaz.

pienso en las virtudes de recordar grandes cantidades de datos, que permite, por ejemplo, llevar con nosotros estos conocimientos sin depender de tecnologías intermediarias, y pienso en las ventajas de ser capaces de encontrar la mejor respuesta posible a casi cualquier problema gracias a la red de redes… y debo decir que la última tiene para mí cada vez más importancia. por supuesto que el ser humano tiene que ser capaz de aprender y memorizar, pero no podemos basar nuestros sistemas educativos en ello, principalmente porque esa pericia ya no es tan relevante como lo fuera hace unas décadas.

leyendo un post de Seth Godin sobre el papel de las bibliotecas y las bibliotecarias no puedo evitar pensar en lo rápido que avanza nuestra dependencia de la interconexión tecnológica y las fracturas sociales que está ocasionando -desde la brecha digital hasta la geográfica-.

una sola alerta salta cuando escribo párrafos como los anteriores: tener acceso a mucha información no significa entenderla. la relación señal-ruido de nuestros tiempos tiene cada vez menos calidad y es necesario aprender a conocer, saber distinguir entre la información de calidad y la paja o, peor aún, las mentiras y desinformación que nos asalta desde todas partes -además, ahora cualquiera puede abrir un periódico digital o una cadena de televisión con la que hacer entrar al trapo a la ciudadanía poco selectiva-. tenemos en la punta de los dedos la clave para llegar a millones de páginas con millones de ideas fascinantes, pero cada vez somos más ingenuos y nos dejamos engañar con mayor sumisión.

gracias a servicios como Google Books, Scribd o Wikipedia, entre otros, cada casa es una nueva biblioteca borgiana. vivimos tiempos interesantes.

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Una respuesta a “saber y entender en el siglo xxi”

  1. Fantástico, como siempre. Para pensar en estas cosas que las tenemos tan a mano y a veces nos parece la panacea. Me encanta lo de «el librero no es un guardián de libros muertos». Verdaderamente tanta información es apabullante, de ahí que ahora lo que importa no es saber dónde buscar sino qué buscar. Eso sí, tu blog siempre está a la vista ;o)

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