oye, profe, pásame los apuntes


esa es una frase que nunca oí durante mi etapa de estudiante universitario. nunca se nos hubiera ocurrido que un profesor nos pudiera o quisiera pasar sus notas de clase. esos papeles, que condensaban el poder del profesorado, eran a menudo papeles amarillentos, escritos años atrás y repetidos sin cesar con la llegada de cada nueva clase. eso está cambiando, al menos en el círculo en el que me muevo ahora.

muchas profesoras que me han dado clase últimamente ponen a nuestra disposición los materiales ofrecidos en sus sesiones, de manera que lo importante no es tomar notas constantemente sino tratar de extraer todo el conocimiento posible de la persona con quien estamos trabajando. si desaparece la presión de escribir suficientemente rápido y condensar contenidos, podemos empezar a disfrutar más de las clases -las que sean disfrutables, claro.

tener las notas o la presentación hecha por quien imparte la clase te permite revisitar los contenidos con la seguridad de que tienes todo el material necesario. también te da una visión desde dentro de los planteamientos de la profesora, con todo el valor que eso tiene de cara a exámenes o trabajos… cuando hay una evaluación de por medio.

pero podemos ir más allá: en una conferencia. ¿no es agradable cuando nos indican dónde podemos encontrar los materiales básicos?. no digo que un conferenciante ponga toda su conferencia online, porque ya sabemos cómo va el negocio de las conferencias… una buena puede ir rodando por diferentes foros mucho tiempo, y eso precisa cierta publicidad pero también cierto secretismo sobre lo concreto. ¿pero algo pequeño, como una preview de los temas y enfoques?, eso es siempre genial.

la clave está en compartir información para lograr llegar más lejos -perdonad la metáfora del saber acumulativo- y con más gente.

está claro que eso mina un poco la autoridad de quien da la clase o la conferencia, cede parte de su «poder»… pero en la clase, su alumnado gana en acceso a la información y en la sala de conferencias el público pasa a formar parte de la cadena de conocimiento. si el tema interesa, esas personas transmitirán lo aprendido a otras por lo que su mensaje llegará más claro y su nombre se recordará mejor.


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