Kafka y el porno


vaya noticia. el gran Franz Kafka era un ser humano con apetencias humanas. y le iba el porno un poco salvaje -y lo digo sólo porque, al parecer, le ponía la zoofilia-.

y eso ha levantado un gran debate en la comnidad académica porque vulnera de alguna manera la imagen retorcida de «santo» que el escrito tiene.

y yo me pregunto: ¿quiénes dicen esto han leído la Metamorfosis?, si es así… ¿¡cómo puede pensar que una mente acpaz de crear una tranquila pesadilla de ese calado puede ser un santo!?. para más ejemplos véanse: El proceso, El castillo o Carta a un padre.

pero no, les sorprende que guardase bajo llave sus fotos porno. y ahora James Hawes, guiado sólo por el ímpetu académico y no porque esta mierda de hayazgo le vaya a dar más pasta y conferencias que toda la sesuda investigación que ha realizado sobre Nietzsche o el propio Franz, y más que la venta de sus novelas (que, por cierto, podéis encontrar en Amazon por 0,01€).

no me llama la atención que este tipo de estudios tengan éxito, al fin y al cabo a todo el mundo le gusta mirar por la mirilla mientras el famoso autor se masturba, pero no deja de extrañarme la reacción de los grandes apoderados de estas figuras; los guardianes de la memoria de Emily Dickinson -«oh, no es imposible que ella fuera lesbiana, o bisexual, nunca fue tocada por varón o hembra, ella es como su poesía… pura!- o con nuestro querido Cervantes -«¿cómo va a ser nuestro mayor escritor un judio converso cuya obra destila sarcasmo contra los cristianos viejos?»-.

esa gente que se enfada por la publicación de ese manual del morbo austríaco se centran en la imagen de Kafka, sin pensar que él era más cosas que un escritor y que, por tanto, en su vida había algo más de lo que se deja ver en sus medidas composiciones.

personalmente, me parece interesante que se hayan encontrado esos documentos gráficos y creo que quizá puedan ayudar al análisis de las obras del genial prosista alejándolo de una vez por todas de esa candidez atormentada por la brutalidad del mundo en la que le habían entronado


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