leo en un post de Marina Mayoral -a quien ha que leer, porque sus relatos son de lo mejor en nuestras lenguas- que en el hospital policlínico de La Rosaleda, Santiago, se lleva a cabo un proyecto médico de apoyo las terapias tradicionales. este proyecto tiene por objetivo elevar el nivel de endorfinas en la sangre de quienes sufren alguna enfermedad. el modo en que se les induce a generar endorfinas es bastante sencillo, les roporcionan libros. y parece que funciona.

la litoterapia parte de un principio que conocemos desde hace tiempo: ciertas lecturas te hacen feliz. y como también sabemos que ser feliz ayuda en la lucha contra ciertas enfermedades… leer determinados libros ayuda a sobreponerse. no es que haya libros que curen el cáncer, está claro, pero pueden apoyar la labor desarrollada por la medicina tradicional.

así que, después de todo, eso de leer no es tan pérdida de tiempo como se nos dice -implícitamente- desde esta sociedad acelerada en que vivimos. resulta que hasta puede ser bueno para la salud.

es una buena noticia que debemos unir al hilo de los «gabinetes filosóficos» -tal y como los entiende, Lino Camprubí– para ver que las humanidades no están muertas ni sólo orientadas a la enseñanza.

tenemos mucho que aportar a la sociedad.

a veces hace falta que nos digamos estas cosas y que recordemos la importancia de nuestra presencia: podemos hacer que la gente viva mejor.

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