el peligro de las herramientas de productividad y tres reflexiones para mejorar nuestra rutina de escritura


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El otro día compartía en este blog mi fascinación con markdown como herramienta de escritura sencilla, rápida y «a prueba de futuro». lo que no comenté en ése post es que la búsqueda de una forma de mejorar mi rutina de escritura -al fin y al cabo dedico una gran parte del día a escribir, bien sea textos académicos o escritura creativa- se acabó comiendo una gran parte de mi tiempo libre… y ahí está, naturalmente el problema.

Tenemos a nuestro alcance múltiples opciones para facilitar nuestros flujos de trabajo, y hay miles de expertos que nos pueden ayudar a ser mas efectivos, y luego tenemos internet, que está más que lleno de vídeos, tutoriales y recursos varios para convertirnos en ninjas de la efectividad creativa… así que al final nos perdemos en un mar de interesantes opciones, probamos mil editores de texto, leemos doscientas páginas de consejos y no escribimos nada.

En mi arrebato lector de los últimos días me volví a encontrar con uno de los gurús de este tema, el señor Merlin Mann, que algun@s conoceréis por su blog en el que abordaba el tema de cómo ordenar nuestras tareas pendientes para, muy en la línea del GTD, trabajar menos y hacer más –tema del que ya hablé tangencialmente en el pasado y al que ni me acerco porque sólo explicarlo sucintamente me llevaría por otros derroteros más complicados-. Mann repite constantemente, desde hace años, por lo que veo, que buscar ser más productivo no significa necesariamente serlo, y que a veces la propia búsqueda se convierte en un obstáculo más que en una ayuda:

No Tourists, Please

We hope very much that you find things here that will help you do and make the things that matter to you, but 43 Folders is no replacement for actual work. Please do not use 43 Folders as an excuse to procrastinate. That would be so ironically unwholesome as to stagger the mind. — Mann

… y aún así, muchas horas de trabajo potencial se pierden por el desagüe de las búsquedas encadenadas de información y el testeo de nuevas aplicaciones en el móvil para sincronizar nuestros textos -que no escribimos- a través de internet.

Supongo que perder el tiempo buscando formas de aprovecharlo mejor es algo así como un lifehack fail que nos permite aprender de nuestros errores, así que he decidido compartir aquí la síntesis final de lo que aprendí en esas incontables horas.

Tres reflexiones para mejorar nuestra rutina de escritura

  1. Una anotación casual no es un post, ni un relato, ni una tesis doctoral, y las herramientas adecuadas para escribir estos textos tampoco deberían ser las mismas.
  2. El mejor programa, en el 99% de los casos, es aquel que resulta casi invisible y nos facilita hacer lo que queremos hacer. Tan complicado cono necesitamos, pero no más.
  3. La sincronización y la accesibilidad a través de diferentes aplicaciones y dispositivos es importante, ¡pero los textos no se escriben solos!

     

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