cementerio de mentes


eso debería aparecer en un diccionario justo después del término «oposición». así de sencillo.

llevo pensando en este tema unos cuantos meses sin ser capaz de producir un pensamiento formado y articulado sobre el tema, por la distancia que guardo con el fenómeno en sí. pero en los últimos días -semanas, quizá- algunos de mis amigos han estado comentando sus experiencias en el mudo opositor y realmente me siento asqueado.

¿qué clase de sistema premia, no a quien mejor lo hace sino a quien más veces se permite intentarlo –aka quien tiene más pasta-?. ¿cómo es posible que alguien que tiene una formación adecuada y supera los exámenes ad hoc termine repitiendo proceso una y otra, y otra, y otra vez para terminar teniendo una plaza -con suerte- a los cuarenta años?.

estoy pensando en las oposiciones a profesorado de secundaria pero casi seguro que otras oposiciones siguen los mismos principios. una vergüenza. convertimos ese tipo de pruebas en prisiones para las mentes despiertas del mañana -aquellas de las que hablaba en alguna otra ocasión– que se concentran en aprender los vericuetos -hacía tiempo que no pensaba en esa palabra- en vez de ofrecer su potencial a la investigación o al mundo de la enseñanza o la empresa. seamos honestos, no te puedes pasar un año preparándote para ganar en una carrera de obstáculos -léase oposición- y al mismo tiempo encontrar la vacuna contra el cáncer o escribir 200 páginas sobre el personaje masculino tradicional de las teleseries españolas de los 90. es decir, que mucho del potencial intelectual español se pierde en memorizar temas y preparar temáticas que sólo serviran para aburrir más o menos a un jurado, no para sobrevivir en una clase real.

eso es una vergüenza, repito.

no puedo quejarme por el dolor en carne propia, al fin y al cabo -o kobold- soy un traidor fugadizo y chaquetero, pero veo a gente querida invertir su talento en tan costosas apuestas y se me abren las carnes y se me cierran los puños.

qué le voy a hacer, no creo en el sistema. y el sistema parece preferirme cuando soy un ateo.


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