eróxido.JPGme gustan las ediciones de «autores y autoras noveles». por una razón que no comprendo del todo creo que las primeras publicaciones tienen algo de exhibicionismo comedido. ya sé que en un par de años ya no me sonarán de nada la mitad de nombres que aparecen en esas antologías de jóvenes poetas, o filósofos o narradores… pero ahora están ahí.

todo eso de frecura y juventud está muy bien pero tengo que decir que hago distinciones bastante meticulosas para distinguir lo que me atrae y lo que no:

me encanta notar el dulce olor de la imitación, pero no tanto que me lleve a pensar que quien lo ha escrito tiene muerta la imaginación.

me gusta notar esa tirantez de bridas que no parece capaz de frenar el ímpetu de esas bestias negras que son las palabras.

necesito, en ese tipo de colecciones, que se me muestre osadía en cuanto a forma y fondo. si empiezo un relato y veo que quien escribe lo hace como si escribiese… adios.

no sé, quizá sea muy especial a la hora de elegir antologías, pero mis gustos no son imposibles. y he aquí la prueba:

La edad del óxidoaquí su blog– es uno de esas colecciones de relatos que me gusta, una «Antología de jóvenes narradores asturianos», según se indica en la portada, que me está encantando leer.

llegué a él porque uno de los participantes en la antología, Diego Díaz, es un antiguo y buen amigo y, ademas, el relato con el que participa vio la luz por primera vez en un fanzine literario llamado Refrigerio que creamos allá por el 2001, con la ayuda del Consejo de la juventud de Asturias. así que el impulso para comprar el libro surgió de lo afectivo pero pronto se transformó en interés a secas, porque los relatos merecen la pena. nos ofrecen diez dosis de buena literatura y, por eso, ha sido un auténtico placer meterme de un tirón las 165 páginas.

si os apetece un poco de sangre/tinta jóven…

[foto propiedad de laedaddeoxido]

un grupo de personas trabajando sobre el mismo problema, poniendo en común sus sinergias para crear algo mayor y mejor: eso es una comunidad de ideas.

¿pero qué pasa cuando alguien de esa comunidad lleva la idea más allá que los demás y se hace millonario?. entonces llega el problema de facebok.

resulta llamativo que una de las redes sociales más prestigiosas del planeta arrastre desde su fundación el estigma de ser un plagio… y que hasta ahora no haya pasado nada. en febrero o marzo del 2006 tuve la oportunidad de presenciar un análisis de facebook por parte de varios estudiantes de cierta clase de Pitzer College llamada «Life Online», y recuerdo que me llamó la atención que Zuckerberg no disipase esos rumores -entonces lo eran- en vez de enzarzarse en una pelea de litigios por prácticas deshonestas. el tema venía ya de lejos, y la polémica se había dejado oír también en España.

al final, por lo que leo en El País, la cosa se resolvió a lo Michael Jackson, cubriendo la verdad con una capa de dinero.

pero el verdadero meollo del asunto está en el concepto en sí de plagio: se supone que Zuckerberg trabajó para cierta gente en Harvard que estaba creando una red social para la universidad. de ahí habría sacado la idea y el tipo de interfaz que después se convertiría en facebook. por eso la denuncia de sus ex-jefes/compañeros de proyecto.

me intriga si realmente se trata de plagio o de desarrollo de una idea -una buena idea- frente al uso que sus anteriores «propietarios» -no se poseen las ideas, pero sí las formas en que estas se aplican- le estaban dando, o si, como parece ser, Zuckerberg fue sólo más rápido que sus ex-jefes y que su otro competidor, Aaron J. Greenspan, quien alega haber creado una red social llamada House.SYSTEM con una aplicación llamada The Face Book. detalles completos en en NYT -necesitas registrarte de forma gratuita para ver todo el artículo-.